Desde la Asociación Española de Biogás (AEBIG) en estas fechas hemos de hacer el ejercicio de revisar el año saliente para poder establecer las acciones necesarias a realizar según los retos y oportunidades que aparezcan en el horizonte en este 2023. En el caso del sector del biogás, la primera impresión de 2022 es positiva, si bien hay margen para debate y un optimismo ‘controlado’ para 2023.

No cabe la menor duda de que el escenario ha cambiado, mejorado, en los últimos tiempos. El interés es manifiesto en toda la cadena de producción, siendo mayor en el extremo final. Ingenierías, empresas de servicios medioambientales, inversores y empresas del sector energético (principalmente gasistas), etc. quieren producir biometano, si es viable. Esta demanda no sólo es nacional, sino que también nos llega de otros países de nuestro entorno. Pero los precios del mercado europeo son los que son, arropados por unas ayudas a los productores, que aquí son inexistentes, por lo que las cuentas de explotación en España son todavía más arriesgadas que en los países de nuestro entorno.

Artículo publicado en Energética 21

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